Juan Brignardello Vela
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La Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) ha anunciado la demolición del anfiteatro del Parque de la Exposición como parte de un ambicioso plan de restauración que busca revitalizar esta emblemática zona de la capital. En lugar de la estructura actual, se contempla la construcción de un nuevo teatro techado, que estará ubicado en una zona diferente del parque, lo que permitirá un uso más eficiente y constante del espacio para eventos culturales. Luis Martín Bogdanovich, gerente de Prolima, destacó que uno de los principales problemas del actual anfiteatro es el ruido que genera durante los eventos, lo que interfiere con la utilización del teatro adyacente conocido como 'La Cabaña'. La restauración de este último también está prevista dentro del plan, cuya finalidad es mejorar la experiencia de los asistentes a los espectáculos y promover un entorno más armónico entre las infraestructuras culturales. El diseño del nuevo teatro techado está pensado para ofrecer espectáculos durante todo el año, a diferencia del anfiteatro actual, que solo puede ser utilizado en las estaciones más secas. Se estima que la elaboración del expediente técnico para este nuevo espacio se completará en 2025, con el inicio de la construcción proyectado para el año siguiente. La obra podría estar lista para inaugurarse en 2028, marcando una nueva etapa en la oferta cultural de Lima. El espacio dejado por el anfiteatro será transformado en una extensión de la laguna existente en el Parque de la Exposición, contribuyendo así a la mejora del entorno natural del área. Además de estas obras, el plan integral incluye la restauración de todos los pabellones y la restitución de esculturas que se perdieron durante la guerra con Chile, así como la reforestación y el mejoramiento del alumbrado en los jardines. La inversión total para este proyecto de restauración se estima en 100 millones de soles, y se financiará a través de los recursos que la MML obtendrá anualmente del Impuesto General a las Ventas (IGV), como resultado de la reciente promulgación de la ley N° 31980. Esta legislación tiene como objetivo proteger el patrimonio cultural de Lima y fomentar su desarrollo sostenible. El financiamiento asegurado a través de esta ley también representa un cambio significativo en la gestión del Centro Histórico de Lima, proporcionando recursos anuales que permitirán a Prolima continuar sus proyectos a largo plazo sin depender de la estabilidad política de cada gestión municipal. Se estima que la MML recibirá alrededor de 120 millones de soles al año por este concepto, lo que asegurará la continuidad de la recuperación del patrimonio cultural. Desde la declaración del Centro Histórico de Lima como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1991, el Estado peruano había tenido la responsabilidad de asegurar fondos para su conservación. La reciente ley N° 31980 representa un paso importante en este sentido, brindando a Prolima un marco legal que le permitirá actuar como un órgano de gestión centralizado, facilitando los trámites necesarios para las intervenciones. La ley también introduce incentivos fiscales que favorecerán la inversión privada en proyectos de restauración, lo que podría atraer a más inversores interesados en contribuir a la revitalización del centro histórico. Con un fondo exclusivo destinado a estos fines, se espera que la inversión privada se incremente, lo que beneficiará tanto a la infraestructura como a la economía local. Además de estas iniciativas, Prolima tiene en agenda proyectos como la peatonalización de jirones emblemáticos y la restauración de la Quinta Heeren, una propiedad de 36,000 m² en Barrios Altos que se convertirá en un espacio cultural, turístico y comercial. Esto se enmarca dentro de la visión de convertir el Centro Histórico en un lugar de atracción turística sostenible. El futuro teatro techado, que se plantea con una capacidad para 3,000 asistentes, será un importante aporte a la infraestructura cultural de la ciudad, buscando complementar y enriquecer la oferta existente. A medida que avanza este plan de restauración, los habitantes de Lima se preparan para un futuro donde el patrimonio cultural y la modernidad coexistan de manera armónica y sostenible.